Natureduca - Portal educativo de ciencia y cultura |
Geografía
PAÍSES
Japón - 8ª parte
esde la coronación de Akihito como emperador del antiguo Imperio del Sol Naciente (1989), Japón entra en la Era Hensei, que representa el vigor económico e industrial, y donde el gobierno japonés intenta presentar la figura del emperador como elemento de cohesión nacional y jefe de Estado. Según la Constitución, éste simboliza la unidad del pueblo, y es del pueblo de donde deriva el poder del emperador, siendo sus poderes similares a los que ostentan los soberanos occidentales: funciones de representación diplomática y honorífica.
Con la Constitución de 1947 y con la muerte del decano emperador Showa, Hirohito, se enterraba de manera definitiva la figura del soberano con amplias atribuciones, lo que conduciría a Japón al expansionismo y a la confrontación bélica más feroz de su historia. Japón es, desde el triunfo norteamericano, una monarquía parlamentaria, donde la soberanía reside en el pueblo que ejerce el poder a través de sus representantes. El poder legislativo emana de la Dieta o Kokkai, un parlamento con dos cámaras: Cámara Baja, o de Representantes (Shugi-in) y la Cámara Alta o de Consejeros, de 512 y 252 miembros, respectivamente, elegidos por sufragio universal. La primera tiene poderes sobre la segunda, prevaleciendo así sus decisiones. El Poder Ejecutivo recae en el Gabinete, que responde ante la Dieta. El primer ministro, miembro de éste, puede disolver las anteriores cámaras y nombrar o/y destituir ministros. El poder judicial está administrado por un Tribunal Supremo (cuyo presidente es nombrado por el emperador, previa aprobación del Gabinete), y otros tribunales menores.Los principales partidos son el Liberal Demócrata o Jiminto (partido conservador en el poder), el Partido Socialista o Shakaito, Partido Socialdemócrata o Minshato, el Partido Budista o Komeito y el Partido Comunista o Kyosanto. Aun así, se censan más de 10 000 partidos legalizados en toda la geografía japonesa, muchos de los cuales son de carácter local o regional. El papel del ejército japonés se redujo desde la victoria aliada, ya que los norteamericanos instalaron varias bases militares. No obstante, es desde la década de los 80 cuando se exige una presencia del ejército en la seguridad del Pacífico, y sobre todo tras la guerra del Golfo. En 1992 se derogó el artículo constitucional por el cual el ejército japonés tenía exclusiva vocación de autodefensa; ahora, Japón podía enviar fuerzas para el mantenimiento de la paz. Socialistas y comunistas, y potencias como China, reprobaron el hecho, pues así reaparecían antiguos temores a un renacimiento militar del estado. Japón reivindica las Kuriles meridionales pertenecientes a Rusia.
Hasta el s. VIII el chino fue la lengua jurídica y religiosa para los japoneses, así como la única lengua escrita. De este período son los comentarios sobre textos sagrados y el código de preceptos político-morales del entonces regente Shotoku-Taishi. En el mismo siglo, el emperador Temmu ordenó recoger en una crónica las genealogías y hechos memorables de los emperadores (llamada Kojiki), con la intención de establecer el origen divino de la monarquía. De sus tres libros, el primero es una cosmogonía mitológica y los otros dos crónicas de los reinos. Se trata de un documento etnológico fundamental, esencial para entender el sintoísmo. Pero el Kojiki es, ante todo, el primer texto en japonés: en él, se adaptaron fonéticamente los ideogramas chinos. Al mismo autor se debe una segunda versión escrita en chino, mucho más extensa: el Nihon Shoki. Durante la misma época, la emperatriz Gemmyo encargó un inventario exhaustivo de sus dominios y recursos, recogidos, en lengua china, en el Fudoki. El primer texto propiamente literario fue una recopilación de versos de los ss. VII y VIII, el Man Yo Shu.En la corte de Yamato se cultivaba el kanshi, poesía a la manera china (muy sencilla y sincera). En el s. IX se editó un compendio de cuentos edificantes budistas: se trata del Nihon Ryoi Ki. En la época de Heian, en torno al año 1000, aparecieron una serie de obras ejemplares, que se alejan de los modelos chinos y que sistematizan los géneros literarios. El género cortesano por excelencia fueron los monogatari, o cuentos recitados con música. También se cultivaron los nikki, diarios íntimos femeninos; cabe destacar el Diario Tosa de Ki no Tsurayuki. Entre los ss. XII y XVII, la época de los guerreros, las clases altas preferían la narración histórica de sus gestas a las obras de imaginación, lo que provocó el nacimiento, en el s. XIII, de una literatura épica. Posteriormente, en 1333, surgió el drama N¶, de tono generalmente trágico. Los konsaku monogatari marcaron la transición de los cuentos edificantes a cuentos sobre hechos de armas, a medio camino entre la crónica y la novela histórica. También se desarrolló la literatura genealógica en los clanes guerreros (kagami: espejos) y las crónicas épicas (gunki). Estas rapsodias épicas derivaron hacia el drama, hacia la escenificación en un teatro; del recitado se pasó a la representación, con la particular difusión que alcanzó la Heike monogatari, epopeya de los Taira.
Además del poema cantado o recitado con música, en el s. XVII apareció otra forma de escenificación: el teatro de marionetas. En la segunda mitad del s. XVII cada uno de los citados géneros tuvo su gran representante: el romancero en Saikaku, la poesía en Matsuo Bashô y el drama en Monzaemon Chikamatsu (llamado, en realidad, Sugimori Nobumori), autor de Suicidio por amor en Sonezaki y de Los combates de Koxinga. El final de la época de los Tokugawa, el Siglo de Edo (1750-1850), vio una intensa fermentación de la cultura que desembocó en el Meisi. Fue un siglo de reconsideración del pasado que condujo al nacionalismo moderno. En teatro se impuso el kabuki, una mezcla de drama, danza, ballet y music-hall. La primera generación Meisi, enfrentada a la ciencia y técnica de Occidente, buscó sus principios; el ensayo, la «quintaesencia de la novela», marcó el inicio de la literatura moderna. la novela, hasta entonces menospreciada, devino el género privilegiado desde 1890. La entrada del Japón en la era industrial se acompañó del gusto por la novela social y el naturalismo (zoraisumu). El realismo y la sinceridad pasaron a considerarse como valores supremos, por lo que la mayor parte de novelas eran autobiográficas. La generación siguiente quiso olvidar estas virtudes y buscar la belleza. El cultivo del esteticismo formal derivó por cambios similares a Occidente (dadaísmo, surrealismo).El ascenso del militarismo fascista en Japón supuso un freno represivo para la cultura. Tres muertes marcaron la ruptura moderna de la literatura japonesa: la natural de Takahashikamuzi y los suicidios de Yukio Mishima y del premio Nobel Kawabata Yasunari (autor de País de Nieve, Bellezas durmientes y Kioto). Los sentimientos de frustración, pesimismo apocalíptico y cólera (en el contexto de la guerra de Vietnam, sacudida de todo el continente asiático), se exorcizaron a través de la huida (ciencia ficción) o de la introspección personal (autobiografías). En los años 70 se pasa a una exploración sistemática del pasado, reivindicando la memoria, a través de la historiografía o de la novela histórica. En la última década, escritores como Miyauchi Katsusuke, Kita Morio o Tsuji Kunio recuperaron el contacto con Occidente. En 1994 Kenzaburo Oé obtuvo el premio Nóbel de Literatura.